Mitos sobre la autocompasión: qué dice la ciencia

Publicado el 27 de mayo de 2025, 14:46

La autocompasión es la capacidad de tratarnos con amabilidad, comprensión y conciencia ante el sufrimiento personal, así como trataríamos a nuestra mejor amiga.  Sin embargo, pese a su respaldo empírico respecto a los numerosos beneficios que aporta ser compasivas con nosotras mismas, aun persisten numerosos mitos que distorsionan su verdadera naturaleza y múltiples beneficios. 

A continuación, te cuento los mitos más comunes, con la esperanza, de que te animes a ser más compasiva contigo misma: 

1. Mito: la autocompasión es lo mismo que "autolástima"

Una de las confusiones más extendidas consiste en equiparar autocompasión con sentir lástima por una misma. Sin embargo, estudios como los de Neff (2003) señalan que la autocompasión implica reconocer el sufrimiento sin caer en la identificación excesiva con el dolor, por lo que nos motiva a cuidarnos. 

  • La "autolástima" se asocia con una visión egocéntrica del sufrimiento (“nadie sufre tanto como yo”).

  • La autocompasión, por el contrario, incorpora una perspectiva equilibrada que reconoce que el sufrimiento es parte de la experiencia humana compartida.

De hecho, las personas más autocompasivas son más capaces de tomar distancia y no quedarse atrapadas en la angustia (Neff y Pommier, 2013). En consecuencia, también es menos probable que se queden rumiando en lo mal que están las cosas (Raes, 2010).

2. Mito: ser autocompasivo es señal de debilidad

Desde una perspectiva cultural, especialmente en contextos occidentales, la fortaleza emocional suele asociarse con la autosuficiencia y la dureza consigo mismo. Sin embargo, investigaciones indican que la autocompasión correlaciona positivamente con la resiliencia, la estabilidad emocional y el afrontamiento adaptativo.

De hecho, en contextos clínicos, se ha observado que individuos con altos niveles de autocompasión presentan menos síntomas de depresión, ansiedad y estrés postraumático (MacBeth & Gumley, 2012).

3. Mito: la autocompasión reduce la motivación 

Contrario a la creencia de que ser compasiva con una misma podría generar pasividad, diversos estudios han demostrado que la autocompasión promueve una motivación más sostenible y basada en valores personales. Leary et al. (2007) encontraron que las personas autocompasivas tienden a asumir mayor responsabilidad por sus errores y se muestran más dispuestas a corregirlos, sin caer en la autocrítica destructiva.

4. Mito: la autocompasión es una forma de buscar excusas

En lugar de echar la culpa a otra persona, la autocompasión proporciona la seguridad y la calma que facilitan reconocer los propios errores. 

La investigación ha demostrado que las personas autocompasivas asumen mayor responsabilidad de sus acciones y se disculpan con mayor facilidad en el caso de haber ofendido a alguien (Breines y Chein, 2012). 

5. Mito: Practicar autocompasión es egoísta 

La autocompasión no implica creerse superior ni centrarse en una misma de manera egocéntrica. Más bien, fomenta una conexión con la humanidad compartida, lo que puede aumentar la empatía y las conductas prosociales. En estudios experimentales, la autocompasión se ha relacionado con mayor disposición a ayudar a otros (Neff & Pommier, 2013).

6. Mito: La autocompasión solo es útil en situaciones de sufrimiento

Aunque su papel es crucial en contextos de sufrimiento o fracaso, la autocompasión también contribuye al bienestar general. Se ha asociado con niveles más altos de satisfacción vital, optimismo, relaciones interpersonales saludables y comportamientos de autocuidado (Zessin et al., 2015).

 

Conclusión

La autocompasión no es un rasgo de debilidad, complacencia o egoísmo, sino una habilidad psicológica con efectos beneficiosos probados. Superar estos mitos quizás te ayude a iniciarte en su práctica, y entre todas, ayude a crear una sociedad más compasiva y resiliente.

 

En mi canal de Spotify, Mindful Time con María, puedes encontrar breves prácticas de autocompasión: https://open.spotify.com/episode/68cHsbmE9wmbhTsBifa8Pj?si=skkz6myQQ4CCWp2sa8wGsQ&nd=1&dlsi=78fab8b02c854e0f 

 


Leary, M. R., Tate, E. B., Adams, C. E., Allen, A. B., & Hancock, J. (2007). Self-compassion and reactions to unpleasant self-relevant events: The implications of treating oneself kindly. Journal of Personality and Social Psychology, 92(5), 887–904.

MacBeth, A., & Gumley, A. (2012). Exploring compassion: A meta-analysis of the association between self-compassion and psychopathology. Clinical Psychology Review, 32(6), 545–552.
Neff, K. D. (2003). Self-compassion: An alternative conceptualization of a healthy attitude toward oneself. Self and Identity, 2(2), 85–101.

Neff, K. D., & Pommier, E. (2013). The relationship between self-compassion and other-focused concern among college undergraduates, community adults, and practicing meditators. Self and Identity, 12(2), 160–176.
Zessin, U., Dickhäuser, O., & Garbade, S. (2015). The relationship between self-compassion and well-being: A meta-analysis. Applied Psychology: Health and Well-Being, 7(3), 340–364.

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